viernes, 16 de abril de 2010

Marcha por la Ley de medios. Declaraciones de Horacio Verbitsky y Horacio González

En el norte. En el norte hay una banda. Una banda tupaquera que hoy vinimos a luchar. Y les decimos hoy a todos, que se acaben con los monopolios, que se apruebe la ley de los medios y que vivamos con más libertad.

Decenas de compañeros de la Tupac viajaron desde Jujuy la semana pasada para apoyar la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación audiovisual. Llegaron el miércoles por la noche a la ciudad de Buenos Aires, y al mediodía del día siguiente se encontraron con sus pares de otras provincias y de Capital, para marchar juntos hasta Tribunales, donde más de cincuenta mil personas confluyeron convocadas por la Coalición por una Radiodifusión Democrática.
El párrafo que comienza esta nota es uno de los cantos con que los tupaqueros recorrieron la 9 de Julio y avenida de Mayo. Ocupa un lugar tan destacado en esta crónica, porque en él se concentra la identidad de la organización. Con la energía del carnaval, con la cultura de la hinchada futbolera, con la unidad de años compartiendo luchas y logros, los compañeros avanzaron conducidos por Milagro Sala.
Pero vayamos por partes, porque la Corte Suprema aún no falló a favor de la aplicación de la ley, nuestras cabezas siguen siendo informadas por los oligopolios y debemos hacer varias aclaraciones. El “caos de tránsito” no sólo no fue generado por una manifestación kirchnerista –la Coalición nuclea a más de trescientas organizaciones- sino que entre los cincuenta mil manifestantes, había miles de jóvenes sin afiliaciones partidarias o experiencia militante. Y es en este tema donde debemos centrar nuestra atención.
Una comunicación más democrática facilita la organización popular: esta es la clave para entender la relación entre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, los reclamos de la Tupac por “Trabajo, Educación y Salud” y los miles de manifestantes autoconvocados. Porque hay que decirlo ahora: los jóvenes de la clase media que se movilizaron, no sólo se han emancipado mentalmente, no sólo reclaman por acabar con los oligopolios mediáticos, sino que también demostraron una empatía fuera de serie por Milagro Sala y la Tupac. El jueves los tupaqueros fueron vitoreados, aplaudidos y fotografiados en cada esquina por la que transitaron. Eso se vivió desde el sentimiento. Pero, no se trata sólo de eso. La muchedumbre que llenó la Plaza Lavalle alcanzó uno de sus picos de euforia durante el discurso de Milagro, y eso también es política y hay que saber interpretarlo.
Por eso, después de que se cantó el himno y se dio por finalizado el acto, consultamos a dos cuadros políticos históricos para que analizaran estos acontecimientos. Horacio González, Director de la Biblioteca Nacional,.fundador del Espacio Carta Abierta, sociólogo, militante peronista desde los setenta; y Horacio Verbitsky, discípulo de Rodolfo Walsh, y uno de los investigadores de periodismo político contemporáneos más importantes de la Argentina.
Es curioso cómo todo cierra: ambos Horacios entraron en contacto con la Tupac a partir de los ataques del senador Gerardo Morales a la agrupación. Sin el esquema oligopólico de medios, no hubiera sido necesario que Verbitsky demostrara la falsedad de la operación política, desde su columna en Página/12, o que el espacio que Horacio González fundó, Carta Abierta, apoyara públicamente a Milagro Sala. La foto, que aquí abajo pueden ver, es una muestra más, de cómo la sociedad se agrupa y organiza en torno a las organizaciones sociales y en oposición a los resabios del modelo impuesto a sangre, fuego y desapariciones por la última dictadura militar.



Horacio Verbitsky
Cuando lo vi dentro del área reservada para organizadores, invitados especiales y prensa, Horacio Verbitsky estaba respondiendo las preguntas de un periodista. A diferencia de gran parte de la concurrencia lucía sobrio y formal: vestía un traje con piloto azul, camisa blanca y corbata roja. Después, cuando me acerqué a saludarlo, un chico y una chica aseguraron que tenían una investigación para que él realizara.
Cuando finalmente pudo consultársele acerca de cómo relacionaba los reclamos por el derecho a comunicación, con los derechos al trabajo, la educación y la salud, respondió que eso se verá claramente cuando las universidades nacionales tengan sus radios y canales de televisión. “Serán muy influyentes” anticipó, y después aseguró: “En términos generales, la aplicación de la ley contribuirá a la autoconciencia del pueblo sobre sus derechos”. En ese sentido, también destacó que “para que esta ley salga es necesaria mucha organización popular” y que por eso estaba ahí. “Está visto que no basta con que los legisladores voten. Además hay que movilizarse para que la ley no quede trabada en la Justicia”, explicó.
Conversando acerca del nivel vanguardista que ocupa en el mundo la ley ya sancionada, Verbitsky fue cauteloso: “Sin dudas es una ley que marca rumbos en la Argentina e incluso en el mundo: les reserva un tercio del espectro a las organizaciones de la sociedad civil. Ahora va a ser muy importante que ese derecho pueda ejercerse”. Y agregó, “lo que seguramente no va a ocurrir es que cada pequeña organización tenga su canal de televisión y su medio, salvo en algunas escalas locales. Esto va a requerir mucho pluralismo, mucho acercamiento entre organizaciones, para poder hacer medios fuertes que verdaderamente compitan. Sin fuerza organizada, no se consigue nada”.
Indagando en si a una ley vanguardista a nivel mundial, no corresponden movimientos sociales vanguardistas, Verbitsky respondió: “Yo creo que hay un acompañamiento organizativo y que la plaza de hoy es una demostración clara de eso. Ahora, hay que seguir, profundizar. Tenemos que ser más y cada vez más fuertes y en eso estamos trabajando”.

Horacio González
“La judicialización es el último recurso del que no tiene argumentos”, sentenciaba Horacio González para un periodista, cuando me acerqué. Vestía una campera marrón, un sueter rojo y lucía entre atildado y contento. Durante unos minutos, siguió en esa misma línea. Luego, lo consulté acerca de si a una ley vanguardista a nivel mundial, no le corresponden movimientos sociales vanguardistas. Entonces, González, apuntó: “Cualquier gran proyecto organizativo no va a salir de la cabeza de nadie. Yo muchas veces lo pensé en el pasado, pero la verdad va a salir de esta plaza, de esta heterogeneidad maravillosa que vimos hoy”. Inspirado, con los ojos brillantes, González continuó: “Estaba el que cantaba la vieja marchita, el que venía con el retrato de Evita, el Padre Mujica o con las tradiciones socialistas. Es una plaza que representa de algún modo, un nuevo síntoma de la conjunción que tendrá que atravesar la Argentina para recrear sus movimientos sociales y populares. Fue una hermosa convivencia. ¿Y qué fue lo que la despertó? La Ley de medios, que parece una ley cuya importancia consiste en reformular los medios de comunicación, pero que sin embargo, es mucho más importante aún: reformula la vida política misma y el uso mismo de la palabra política. Y una comunidad que reformula el uso de la palabra, se encontrará con nuevos artistas, nuevos locutores, nuevos periodistas, encontrará nuevas formas de la política”.
Después comentó que “el contenido utópico de esta ley, su capacidad para generar nuevos entusiasmos es enorme y ni lo sospechamos”, de manera que se le preguntó si pensaba que el debate se iba a ampliar a otros sectores de la sociedad. Respondió: “Sí. Sí. Yo creo que sí. En la plaza se pudo ver. Chicos jóvenes, chicos que salen de las escuelas. Hoy es una gran responsabilidad en el mundo dar el primer paso en la política. Sin embargo, la Argentina, de tanto en tanto tiene un ciclo donde vale la pena que nuevas camadas juveniles ingresen en la política en nombre de la emancipación. Yo vi que en esta plaza pasó eso. Y pasó eso en nombre de reformular lo que uno de algún modo es. Lo que ve en la televisión, lo que escucha en la radio, lo que lee en el diario. Somos eso. Nuestra trama conversacional es la de los medios, también“.
Para los jóvenes que sólo pueden conocer los setenta a través de relatos, La Voluntad. Historia de la militancia revolucionaria en la Argentina de Martín Caparrós y Eduardo Anguita representa una obra inigualable. Como resumen digamos que refleja una época en la que los jóvenes sentían que estaban cambiando el rumbo de la historia. González cuyos testimonios fueron utilizados para reconstruir documentalmente esa historia, retoma el diálogo y dice: “Entonces iniciarse en la política a través de lo que implica esta ley, es iniciarse bien, es realmente convertirse en un ciudadano de mayor calidad, de mayor jerarquía respecto a tus propios pensamientos, sobre lo que significa tu presencia en el mundo y lo que significa tu colaboración con un gran cambio social”.
Le pregunto si piensa que los movimientos sociales en Argentina están liderando un cambio en Latinoamérica. Y responde: “Es muy difícil saber dónde empiezan y dónde termina un movimiento social. Yo creo que lo de hoy fue un movimiento social, porque llama a lo nuevo, a la juventud. Toma problemas específicos, puntuales, como la ley de medios, pero además carga los ecos de los viejos nombres como el peronismo, el socialismo, que son nombres dignos, también, pero que tienen que ser reformulados, que tienen ellos mismos que aprender a ser reformulados. Esta es la búsqueda de un nuevo nombre, que no sabemos cuál será”.
Luego, cuando en la plaza sólo permanecían los compañeros tupaqueros de Jujuy, que aguardaban los colectivos para regresar a sus casas, Milagro mostró con su liderazgo una vez más la unidad en la lucha. De pie frente a la Flaca, los compañeros hicieron un balance de la jornada con muchas aplausos y saltaron todos juntos cantando lo que experimentan todos los días. “Porque somos la verdadera revolución…”.

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